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África Occidental, ahora el foco del terrorismo mundial: ¿Qué está sucediendo?

En los últimos años, África Occidental se ha convertido en el foco de atención de la comunidad internacional debido a la creciente amenaza de los grupos yihadistas. El Sahel, una vasta región que abarca países como Mali, Burkina Faso y Níger, se ha transformado en un campo de batalla donde insurgentes vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico han aumentado su control territorial y su capacidad para desestabilizar naciones enteras.


El reciente ataque en Bamako, capital de Mali, el 17 de septiembre, ha puesto de relieve el poder de los grupos yihadistas para penetrar incluso en las ciudades más importantes. En este asalto, los extremistas atacaron una academia de élite de la policía, asesinaron a decenas de estudiantes y causaron estragos en el aeropuerto, incluyendo la destrucción del avión presidencial. Este incidente marcó uno de los ataques más descarados desde 2016 en una capital del Sahel y demostró que la amenaza yihadista ya no está limitada a las zonas rurales.


El Sahel: Un terreno fértil para el yihadismo


El conflicto en el Sahel, aunque ha sido eclipsado por guerras en otras partes del mundo, como Ucrania y Oriente Medio, ha tenido un impacto devastador en África. Grupos yihadistas, como JNIM (Jamaat Nusrat al-Islam wal Muslimin), afiliado a Al Qaeda, y el Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS), han aprovechado las debilidades de los gobiernos locales para expandir su control. Estos grupos no solo han masacrado a miles de civiles, sino que han obligado a millones a huir de sus hogares.


La situación se agrava por la creciente incapacidad de los gobiernos regionales para contener la insurgencia. Burkina Faso, por ejemplo, ha perdido más del 50% de su territorio ante los yihadistas. En agosto de 2024, uno de los peores ataques del año tuvo lugar en Barsalogho, Burkina Faso, donde más de 300 civiles fueron asesinados en un solo día.


Factores detrás del crecimiento del yihadismo en África Occidental


Diversos factores han contribuido al auge del terrorismo en la región. La fragilidad de los estados del Sahel ha sido un caldo de cultivo para los grupos yihadistas, quienes se han infiltrado en áreas desatendidas por los gobiernos centrales. Además, la falta de servicios básicos, como tribunales, seguridad y recursos económicos, ha permitido que los insurgentes ganen apoyo en las zonas rurales, ofreciendo protección y servicios en lugar de los gobiernos.


A esto se suma el impacto del cambio climático, que ha exacerbado la pobreza y el desplazamiento, generando tensiones por el control de tierras y recursos. La competencia por los cada vez más escasos recursos ha empujado a muchas comunidades a los brazos de los extremistas, quienes ofrecen dinero y apoyo en medio de la crisis.


Además, la violencia yihadista ha sido un factor importante en una reciente ola de golpes militares en países como Burkina Faso, Mali y Níger, donde los regímenes respaldados por Occidente fueron derrocados. Las juntas militares que han asumido el poder en estos países han cambiado la asistencia militar occidental por la rusa, especialmente a través del grupo mercenario Wagner, aunque esto no ha detenido el avance de los grupos yihadistas.


Migración: Una consecuencia colateral


El conflicto y la inseguridad en el Sahel han provocado un aumento significativo en la migración hacia Europa. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que en los primeros seis meses de 2024, el número de migrantes provenientes del Sahel aumentó un 62%. Esta ruta migratoria, que conecta a los países del Sahel con las Islas Canarias en España, es ahora la más transitada por aquellos que huyen del conflicto y la pobreza extrema.


Este flujo migratorio está ejerciendo presión sobre Europa, donde los gobiernos están divididos sobre cómo responder a la creciente crisis en África Occidental. Mientras que algunos países, especialmente en el sur de Europa, abogan por mantener abiertas las vías de comunicación con las juntas militares en África, otros rechazan esta idea debido a preocupaciones sobre los derechos humanos y la democracia.

El peligro de un estado yihadista en el Sahel

Expertos internacionales han advertido sobre el riesgo de que el Sahel se convierta en una base para el yihadismo global, similar a lo que ocurrió en Afganistán o Libia en el pasado. Si los gobiernos de la región siguen perdiendo terreno ante los yihadistas, existe la posibilidad de que un estado yihadista surja en el corazón de África, con consecuencias devastadoras para la estabilidad global.


Caleb Weiss, editor del Long War Journal, ha expresado su preocupación sobre la capacidad de resistencia de los regímenes de Mali, Burkina Faso y Níger. “Si uno de estos estados cae, enfrentaremos la posibilidad de ver múltiples estados yihadistas en el Sahel”, afirmó. Esto no solo tendría implicaciones para África, sino que también podría generar una plataforma de lanzamiento para ataques en otros continentes.


La retirada occidental y el avance yihadista


La situación se ha visto agravada por la retirada de las potencias occidentales de la región. Estados Unidos y Francia, que durante años lideraron operaciones antiterroristas en el Sahel, han visto su influencia reducida después de ser expulsados por las nuevas juntas militares. En Níger, por ejemplo, las tropas estadounidenses y sus drones utilizados para rastrear a los yihadistas fueron retirados, lo que ha dejado un vacío en las capacidades de inteligencia y seguridad en la región.


En ausencia de apoyo internacional efectivo, los grupos yihadistas operan con mayor libertad, expandiendo su control y fortaleciendo su capacidad para lanzar ataques, no solo dentro de África, sino potencialmente más allá de sus fronteras.


Conclusión: ¿Qué sigue para África Occidental?


El futuro de África Occidental sigue siendo incierto. Con gobiernos debilitados y una creciente insurgencia yihadista, la región se enfrenta a desafíos inmensos. Los intentos de las potencias internacionales para intervenir y frenar el avance del extremismo han sido, hasta ahora, insuficientes. Mientras tanto, la población civil sigue sufriendo las consecuencias del conflicto, con miles de muertos y millones de desplazados.


A menos que se tomen medidas decisivas, existe el riesgo real de que el Sahel se transforme en una nueva base para el terrorismo global, con implicaciones no solo para África, sino para el mundo entero.


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