Usuarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se han quejado del exorbitante aumento en sus recibos de luz durante un periodo marcado por numerosos apagones, variaciones de voltaje y días con suspensión del suministro eléctrico.
A pesar de esperar alguna variación en los cobros, los montos de los recibos llegaron a duplicarse e incluso triplicarse en comparación con otros bimestres. En hogares con aparatos electrónicos básicos, donde el consumo solía oscilar entre 300 y 500 pesos, las tarifas ahora se elevan a entre 800 y 1000 pesos. En domicilios con aire acondicionado, el incremento es aún más dramático: quienes solían pagar entre 1000 y 2000 pesos ahora enfrentan cobros que van desde 7000 hasta 16,000 pesos.
La situación es aún más crítica para los establecimientos comerciales, donde los montos a pagar han superado los 30,000 pesos, una cifra considerada insostenible por muchos propietarios.
Estas variaciones en los montos han llevado a los usuarios a cuestionar la precisión de las mediciones y facturaciones realizadas por la CFE durante el periodo de interrupciones y fluctuaciones del servicio eléctrico. La inconformidad generalizada ha puesto de manifiesto la necesidad de una revisión y corrección en los procesos de facturación para garantizar que los cobros reflejen el consumo real y justo de energía eléctrica.
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