El domingo 25 de agosto de 2024, se vivió una jornada de protestas en todo México en contra de la reciente reforma judicial. Trabajadores del Poder Judicial Federal y miembros de la sociedad civil se unieron en una serie de marchas que abarcaron desde la Ciudad de México hasta diversas ciudades del país, mostrando un rechazo generalizado a los cambios propuestos.
En la Ciudad de México, la manifestación comenzó en el Monumento a la Revolución y avanzó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Angélica Manríquez, una trabajadora de la SCJN, expresó su preocupación diciendo: “No va a haber Poder Judicial que los defienda”. Esta frase resonó entre los manifestantes, reflejando el sentimiento de inquietud y desconfianza en torno a la reforma.
Las protestas no se limitaron a la capital. En Yucatán, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Querétaro, Tlaxcala y Veracruz, los trabajadores del PJF y ciudadanos se unieron a las marchas, expresando su descontento y demandando cambios en la propuesta de reforma. En Ciudad Juárez, Chihuahua, la manifestación adoptó un tono particularmente dramático: magistrados y jueces encabezaron la marcha llevando un ataúd y coronas fúnebres, simbolizando su percepción de la reforma como una amenaza mortal para la justicia.
La reforma judicial ha generado un amplio debate en México, con opositores que argumentan que los cambios propuestos podrían debilitar la independencia del Poder Judicial y afectar negativamente la protección de los derechos y garantías de los ciudadanos. La movilización de este domingo es un claro indicio de la resistencia que la reforma está encontrando en diferentes sectores del país.
Las protestas reflejan una creciente preocupación entre los trabajadores del Poder Judicial y la ciudadanía sobre el impacto potencial de la reforma en el sistema judicial mexicano. A medida que el debate continúa, la presión sobre los legisladores para reconsiderar o ajustar la reforma parece estar aumentando.
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