CV NOTICIAS- 08 OCTUBRE 2024
El funeral de Alejandro Arcos Catalán, el nuevo alcalde de Chilpancingo asesinado apenas una semana después de asumir su cargo, se convirtió en un escenario de confrontación este lunes, cuando la exalcaldesa Norma Otilia Hernández fue abucheada y llamada "¡traidora!" y "¡asesina!" por un grupo de ciudadanos presentes en el evento. Esta situación refleja el descontento de la población hacia la exfuncionaria, quien ha sido acusada de traicionar a su comunidad.
Los gritos comenzaron a resonar en el ambiente cuando Hernández, visiblemente emocionada, intentó acercarse a la ceremonia. "¡Fuera!" y "¡Asesina!" fueron algunas de las consignas que se escucharon entre la multitud. En un momento dado, una asistente reprochó a la exalcaldesa: “¡Traidora!, tú vendiste al municipio”, lo que desató una ola de apoyos entre los asistentes que se unieron en el clamor de rechazo.
La comitiva que acompañaba a Norma Otilia trató de calmar la situación pidiendo a la gente que guardara silencio, pero la respuesta fue contundente. “No me estés callando, es el sentir del pueblo”, se escuchó desde la multitud, evidenciando la fuerte polarización que ha marcado la política local. A medida que la tensión aumentaba, la exalcaldesa se retiró del lugar con lágrimas en los ojos, deteniéndose en algunas ocasiones para recibir abrazos de un pequeño grupo de simpatizantes.
La controversia en torno a Norma Otilia no es nueva; ha sido un personaje polémico en la política guerrerense. Ayer, tras el asesinato de Arcos, la exalcaldesa había publicado en sus redes sociales un mensaje condenando el crimen, en el que describió al nuevo alcalde como un “compañero” con el que compartió “una lucha social sincera”. Sin embargo, el descontento de la población sugiere que su mensaje no ha logrado resonar con todos los sectores de la comunidad.
El funeral, que debió ser un espacio de duelo y recuerdo, se vio empañado por la animosidad hacia una figura política que, para muchos, ha perdido la confianza del electorado. La situación en Chilpancingo refleja la urgencia de abordar los problemas de inseguridad y violencia que enfrenta la región, así como la necesidad de un liderazgo que responda a las demandas y necesidades de la población.
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