Vladimir Putin fue recibido con honores en Mongolia el pasado martes, en su primer viaje a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde que se emitió una orden de arresto en su contra por presuntos crímenes de guerra relacionados con la invasión de Ucrania. Mongolia, país históricamente cercano a Rusia, ignoró las peticiones de Ucrania y de la Unión Europea para que entregara a Putin al tribunal de La Haya.
El presidente ruso fue recibido con una alfombra roja y una guardia de honor en la capital, Ulán Bator, mientras firmaba acuerdos bilaterales con el presidente mongol, Khurelsukh Uknaa. Sin embargo, la visita ha generado controversia internacional debido a la obligación de Mongolia, como miembro de la CPI, de arrestar a Putin.
Relaciones históricas y dependencia económica
Mongolia enfrenta una difícil situación diplomática. Aunque ha establecido vínculos con nuevas potencias como Estados Unidos y Japón, sigue siendo dependiente de sus vecinos más poderosos: Rusia y China. Esta dependencia económica dificulta que el país actúe en línea con la CPI, que acusa a Putin de ser responsable del secuestro de niños ucranianos.
A pesar de las presiones, Mongolia decidió no cumplir con la orden de arresto y priorizó mantener sus relaciones con Rusia. En este contexto, se firmaron acuerdos clave, como la mejora de una central eléctrica en Ulán Bator y un proyecto para el suministro continuo de combustible a Mongolia. Putin también esbozó planes para el desarrollo de un sistema ferroviario entre ambos países.
Tensiones internacionales y críticas
El viaje ha generado críticas por parte de la comunidad internacional. La Unión Europea expresó su preocupación por la decisión de Mongolia de no ejecutar la orden de arresto, mientras que grupos de activistas, incluidos exiliados rusos, instaron al gobierno mongol a detener a Putin.
Sin embargo, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, aseguró que el objetivo del viaje no era desafiar a Occidente, sino fortalecer las relaciones bilaterales con Mongolia.
Este viaje, aunque limitado, demuestra que Putin sigue buscando alianzas en medio de su aislamiento internacional tras la invasión a Ucrania. No obstante, expertos señalan que la orden de arresto reduce considerablemente las opciones de viajes del presidente ruso, ya que otros países deberán considerar las consecuencias políticas de recibirlo.
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