El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha manifestado su pesar por no haber podido evitar el ataque de Hamás del 7 de octubre, que desencadenó una prolongada guerra y una crisis humanitaria en la región. En una reciente entrevista con la revista Time, Netanyahu afirmó que lamenta profundamente los acontecimientos, pero también dejó claro que no planea renunciar, argumentando que su permanencia en el poder es crucial para la seguridad y prosperidad futura de Israel.
A pesar de las críticas y las demandas de su dimisión por parte de un número creciente de manifestantes en Israel, Netanyahu aseguró que se mantendrá en su puesto mientras crea que puede guiar al país hacia la victoria y una paz duradera. Este conflicto, que ha cobrado la vida de unas 40,000 personas y ha desplazado a 1.9 millones en Gaza, también ha generado divisiones dentro del gobierno israelí.
Netanyahu, quien ha estado en el poder por 17 años en distintos periodos, ha sido cuestionado por su manejo del ataque de Hamás y ha enfrentado presiones internas, incluida la renuncia de altos mandos de inteligencia. Sin embargo, ha evitado asumir formalmente la responsabilidad por las fallas en la seguridad y, en cambio, ha señalado errores en las evaluaciones previas al ataque por parte de su equipo de seguridad. A pesar de las dificultades, Netanyahu insiste en que su liderazgo es vital para la estabilidad de Israel en este momento crítico.
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