CIUDAD DE MÉXICO — A lo largo de su vida, Ma Jin ha superado grandes obstáculos y transformado su pasión por los clavados en una exitosa carrera como entrenadora. Nacida en 1968, Ma Jin comenzó su camino en el mundo del deporte a una edad muy temprana, enfrentando desafíos tanto físicos como emocionales.
Un Inicio Duro pero Prometedor
Desde pequeña, Ma Jin demostró una gran fortaleza y determinación. A los cinco años, su tía la inscribió en clases de ballet para fortalecer su frágil cuerpo. Fue durante su etapa escolar que su talento fue descubierto por la entrenadora Ren Shao Fen, quien vio en ella el potencial para los clavados. Aunque al principio Ma Jin no disfrutaba tirarse al agua fría, los elogios que recibía por su desempeño la motivaron a seguir adelante.
La Formación y el Éxito en China
A los 12 años, Ma Jin comenzó a competir y a obtener sus primeros éxitos en el trampolín de tres metros. Su entrenadora, Ren Shao Fen, la preparó con rigor y disciplina, aunque también con métodos duros que incluían gritos y pellizcos. A pesar de los maltratos, Ma Jin reconoció más tarde la importancia de esa formación estricta en su desarrollo como atleta y entrenadora.
Transición a la Carrera de Entrenadora
Ma Jin se retiró a los 17 años y se graduó con honores de la Universidad del Deporte de Beijing. A los 20 años, comenzó a trabajar como entrenadora, aplicando los mismos métodos estrictos que había aprendido. Sin embargo, una experiencia personal con su hijo enfermo le hizo reevaluar su enfoque y adoptar una actitud más comprensiva y menos agresiva.
Llegada a México y Éxitos Internacionales
En 2003, Ma Jin aceptó la oferta de entrenar a los clavadistas mexicanos Paola Espinosa, Rommel Pacheco y Laura Sánchez. Aunque al principio enfrentó resistencia, especialmente de Espinosa, los resultados de su entrenamiento fueron evidentes. Con Ma Jin, Espinosa logró una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y una plata en Londres 2012, consolidando su estatus como una de las mejores clavadistas del mundo.
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