El consenso entre los expertos políticos es claro: Kamala Harris dominó el debate frente a Donald Trump el pasado martes, ganando en desempeño según numerosos analistas. Sin embargo, a solo ocho semanas de las elecciones, el impacto real de su victoria en el debate podría ser limitado, dado que el reducido número de votantes indecisos en estados clave sigue siendo crucial para el resultado final.
El debate, que atrajo a 67 millones de espectadores, mostró a Harris poniendo a la defensiva a Trump desde el principio, provocando algunas de sus declaraciones más inusuales en la historia de los debates presidenciales. Trump lanzó afirmaciones controvertidas, como que los inmigrantes indocumentados en Ohio se estaban comiendo las mascotas de los ciudadanos y que los demócratas abortan bebés nacidos, junto con su insistencia en que ganó las elecciones de 2020.
Pese a lo comentado del debate, los primeros sondeos no muestran un cambio significativo en las preferencias de los votantes, con algunos indecisos incluso inclinándose a favor de Trump. Un estudio de Reuters reveló que, de cada 10 votantes indecisos, seis se convencieron de votar por Trump.
Este escenario se produce en un contexto donde el sistema electoral estadounidense, basado en el Colegio Electoral, hace que un puñado de votos en estados como Pensilvania, Arizona y Georgia probablemente determine el resultado final. Ambas campañas están enfocando sus esfuerzos en estas regiones, con Harris intensificando su presencia en dichos estados, mientras que Trump sigue apelando a su base con propuestas populistas.
A pesar de los desafíos, Harris ha logrado algunas ventajas estratégicas, como el apoyo de sindicatos, mujeres preocupadas por el derecho al aborto y figuras públicas como Taylor Swift, cuyo reciente respaldo generó más de 300,000 visitas a un sitio de registro electoral en 48 horas.
Comentarios