El enfrentamiento entre Israel y el grupo paramilitar Hezbolá, que comenzó hace casi un año, ha escalado a niveles alarmantes en la última semana, con ataques cada vez más intensos que amenazan con desencadenar una guerra total en Líbano. Los recientes bombardeos entre ambos bandos, que incluyen la muerte de un comandante de Hezbolá y cientos de víctimas civiles, han incrementado el temor de una nueva crisis regional.
El conflicto comenzó con detonaciones de dispositivos de comunicación en Líbano, presuntamente realizadas por Israel, que afectaron a civiles y provocaron la respuesta violenta de Hezbolá. A lo largo de los últimos días, Israel ha intensificado sus ataques aéreos sobre Líbano, provocando más de 490 muertes y desplazando a miles de personas. Hezbolá, por su parte, ha lanzado más de 100 cohetes hacia Israel, alcanzando zonas cercanas a Haifa y otras ciudades.
A medida que las hostilidades se agravan, muchos temen que la situación pueda desembocar en un conflicto de gran escala, con consecuencias devastadoras para la región, similar a la guerra de 2006. Ambos bandos han señalado que no desean una guerra, pero las señales indican que el conflicto sigue escalando, mientras que Israel aumenta su presencia militar en la frontera con Líbano.
La ONU y otras potencias internacionales, incluida Estados Unidos, intentan mediar para evitar una guerra, pero la posibilidad de una ofensiva terrestre de Israel sobre Líbano sigue sobre la mesa.
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