El jueves, Israel llevó a cabo ataques aéreos en el sur del Líbano, luego de una serie de explosiones coordinadas de radios y buscapersonas armados por Hezbolá, que causaron la muerte de al menos 20 personas. Los enfrentamientos han intensificado las tensiones en la región, en paralelo a los combates entre Israel y Hamás en Gaza.
Los ataques aéreos israelíes se concentraron en varias localidades del sur de Líbano, incluyendo Chihine y Kfarkela. Según informes, los objetivos incluyeron un almacén de armas de Hezbolá. A su vez, Israel afirmó haber desbaratado un complot dirigido por Irán para asesinar a líderes israelíes, incluyendo al primer ministro Benjamin Netanyahu.
El conflicto ha generado gran preocupación en la región, con decenas de miles de personas evacuadas de ambos lados de la frontera. El primer ministro libanés, Najib Mikati, solicitó la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, denunciando lo que llamó una "guerra tecnológica" de Israel.
A pesar de la creciente violencia, un portavoz de la ONU afirmó que los intercambios de disparos han mantenido la misma intensidad en los últimos días, aunque sigue siendo una situación alarmante. Tanto Israel como Hezbolá han estado intercambiando fuego desde el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, lo que ha llevado a un incremento de la presencia militar israelí en la frontera norte.
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