En un anuncio inesperado, el gobierno colombiano liderado por el presidente Gustavo Petro ha decidido iniciar diálogos con el Clan del Golfo, el más poderoso grupo paramilitar del país. La resolución oficial, publicada en el diario gubernamental, incluye una lista de seis representantes encabezados por Jiobanis de Jesús Ávila, conocido como Chiquito Malo.
El proceso de acercamiento contará con la participación de importantes figuras gubernamentales como Álvaro Jiménez y María Gaitán, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica y nieta del asesinado líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Sin embargo, analistas han expresado escepticismo, subrayando las diferencias entre la visión del gobierno de un “espacio de conversación socio-jurídica” y la demanda de los paramilitares de ser reconocidos como un actor político.
El Clan del Golfo, surgido de las antiguas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), es actualmente la organización armada irregular más grande de Colombia, con alrededor de trece mil miembros y un fuerte control territorial, particularmente en áreas vinculadas a economías ilegales como el narcotráfico y la minería.
Simultáneamente, el ministro de Defensa Iván Velásquez anunció la reactivación de operaciones militares contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tras el fracaso de la prórroga del alto al fuego acordado hace más de un año. Esta dualidad en la estrategia del gobierno ha generado incertidumbre sobre el futuro de las conversaciones con el ELN, iniciadas en noviembre de 2022.
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