El peso mexicano, que ha experimentado fluctuaciones significativas en los últimos meses, podría enfrentar nuevas presiones y debilitarse aún más frente al dólar debido a la volatilidad esperada. Jorge González, director de la consultoría Asesores en Divisas y Riesgos, señala que "la volatilidad implícita ha aumentado y hay varios riesgos tanto en México como en Estados Unidos".
En abril, el peso alcanzó un máximo de 16.25 unidades gracias a ingresos de capital impulsados por altas tasas de interés. Sin embargo, el miércoles pasado, la moneda se cotizaba alrededor de 19.15 por dólar, una caída notable desde su punto más alto. Los analistas advierten que varios factores podrían empujar el tipo de cambio hacia los 21 pesos por dólar, incluyendo reformas constitucionales en México, un mayor déficit fiscal, y el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Una encuesta reciente de Citibanamex reveló proyecciones diversas para el cierre del año, con estimaciones que oscilan entre 18 y 20.10 pesos por dólar. El Banco de México (Banxico) anunciará próximamente si mantiene la tasa clave en su nivel actual del 11%. Según James Salazar, subdirector de análisis económico de CIBanco, mantener la tasa podría contener temporalmente la devaluación del peso.
La incertidumbre política y económica ha afectado significativamente al peso desde las elecciones del 2 de junio, cuando una victoria aplastante del oficialismo generó temores sobre nuevas reformas. En la semana posterior a los comicios, el peso perdió un 8% de su valor, su peor desempeño desde la pandemia. A nivel local, se esperan aprobaciones rápidas de reformas constitucionales en septiembre, mientras que Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia en octubre, enfrentando el reto de reducir el déficit fiscal del 5.9% al 3% para el próximo año.
Humberto Calzada, economista en jefe de Rankia Latinoamérica, advierte que el mercado enfrentará semanas y meses complicados, y los días de estabilidad del "súper peso" parecen ser cosa del pasado.
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