Los precios de las viviendas nuevas en China han registrado su mayor caída en casi una década, descendiendo un 4.9% en julio respecto al año anterior. Este desplome, el más pronunciado desde 2015, refleja la ineficacia de las medidas gubernamentales para estabilizar el atribulado sector inmobiliario.
A pesar de los esfuerzos del gobierno chino por revitalizar el mercado mediante la reducción de tasas hipotecarias y otros incentivos, la crisis del sector continúa afectando significativamente a la economía, la segunda más grande del mundo. Los analistas advierten que el ambicioso objetivo del 5% de crecimiento del PIB para 2024 podría estar en riesgo.
En un intento por frenar la caída, Pekín ha intensificado las políticas de apoyo, incluyendo la reducción de costos para la compra de viviendas. Sin embargo, expertos del Instituto de Investigación Tongce señalan que la recuperación del mercado inmobiliario se ve limitada por factores externos y la incertidumbre económica global.
La situación es particularmente grave en el ámbito residencial, donde los precios han disminuido por trece meses consecutivos. De las 70 ciudades encuestadas, solo Shanghai y Xian mostraron aumentos en los precios de viviendas nuevas. Mientras tanto, los desarrolladores recurren a ofertas inusuales, como la entrega de paquetes de regalo con vuelos para obtener licencias de piloto, en un esfuerzo desesperado por atraer a compradores.
En este contexto, el Politburó reafirmó su compromiso de completar proyectos inacabados y convertir las viviendas no vendidas en opciones asequibles. Sin embargo, las ventas de propiedades por superficie disminuyeron un 18.6% en los primeros siete meses del año, lo que subraya la magnitud de la crisis.
La confianza de los consumidores sigue en declive, con un 23.2% de los residentes esperando una disminución de precios en el tercer trimestre, el nivel más alto registrado desde 2013. Esto indica la urgente necesidad de políticas más específicas y robustas para apoyar al mercado inmobiliario.
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