En el marco de la conmemoración del 45 aniversario de la instalación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), la presidenta del tribunal, Nancy Hernández, lanzó un contundente mensaje sobre la actual situación política en América Latina.
En su discurso, Hernández alertó sobre el peligroso retroceso democrático que enfrenta la región, así como el surgimiento de nuevas dictaduras que buscan coartar los derechos y libertades fundamentales. La advertencia de Hernández resuena en un contexto donde varias naciones del continente están experimentando tensiones políticas, violencia y una erosión gradual de sus instituciones democráticas.
Un llamado a defender la democracia y los derechos humanos
En su discurso, Hernández señaló que la democracia en América está bajo asedio por varios factores que incluyen la pobreza, la desigualdad y la violencia generalizada, pero destacó que la principal amenaza es el surgimiento de regímenes autoritarios que buscan perpetuarse en el poder a través de la represión de la oposición y la limitación de las libertades civiles. "El poder es para servir, no para oprimir", subrayó la jueza, al insistir en la responsabilidad de los gobiernos de proteger los derechos de sus ciudadanos en lugar de silenciarlos.
Este llamado adquiere mayor relevancia considerando el papel fundamental de la CorteIDH en la protección de los derechos humanos en la región. Desde su creación en 1979, la Corte ha sido un baluarte para las víctimas de violaciones graves de derechos humanos, dictando sentencias históricas que han contribuido a la reparación de víctimas y al establecimiento de garantías para evitar futuras violaciones.
La democracia en peligro
El discurso de Hernández puso de relieve el estado actual de las democracias en América Latina, muchas de las cuales atraviesan momentos críticos. En varios países, se han observado ataques a la libertad de prensa, restricciones a la participación política y la cooptación de instituciones judiciales, lo que ha generado una creciente preocupación en la comunidad internacional.
Uno de los puntos centrales de su mensaje fue la advertencia sobre el creciente control autoritario de los gobiernos, que buscan concentrar el poder eliminando los contrapesos institucionales que deberían garantizar el respeto a la democracia y los derechos humanos. "No podemos permitir que el silencio y la indiferencia sean las respuestas a la represión", dijo Hernández, en referencia a la necesidad de que los actores internacionales, la sociedad civil y los ciudadanos se mantengan vigilantes ante cualquier intento de retroceder en los avances democráticos.
Avances históricos en peligro
En su mensaje, la presidenta de la Corte también destacó los logros que se han alcanzado en las últimas décadas en materia de derechos humanos en la región. "Las luchas de generaciones anteriores nos han permitido consolidar avances significativos", recordó Hernández, subrayando que estos avances están en riesgo ante la posibilidad de que surjan más gobiernos autoritarios que intenten desmantelar las instituciones democráticas.
Entre los hitos más importantes alcanzados en la región, Hernández mencionó la mejora en la protección de los derechos de grupos vulnerables, como los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes, las mujeres y la población LGBTQ+. La CorteIDH ha jugado un papel crucial en la defensa de estos derechos, con decisiones que han marcado precedentes y obligado a los Estados a implementar cambios estructurales para garantizar el respeto a los derechos humanos.
Sin embargo, Hernández también advirtió que estos avances son frágiles y que los regímenes autoritarios pueden revertirlos fácilmente. "La historia nos ha enseñado que la democracia y los derechos humanos no son garantizados de manera automática, requieren de un esfuerzo continuo", afirmó, insistiendo en que la vigilancia y el compromiso ciudadano son fundamentales para salvaguardar las libertades y los derechos conseguidos.
El papel de la CorteIDH en la lucha por la justicia
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José, Costa Rica, ha sido uno de los actores clave en la promoción de la justicia y la reparación de violaciones de derechos humanos en América. Desde su fundación, ha examinado y resuelto miles de casos de abusos que incluyen desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, tortura y discriminación, entre otros.
En este aniversario, Hernández reafirmó el compromiso de la Corte en su lucha por la justicia y su papel como defensor de los más vulnerables. "La CorteIDH es y seguirá siendo un agente de transformación profunda", afirmó la presidenta, destacando que la institución no sólo se encarga de administrar justicia, sino de ser una fuente de esperanza para aquellos cuyas voces han sido silenciadas.
Asimismo, la jueza insistió en la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la independencia del poder judicial en los países de la región, como una medida para evitar la impunidad y garantizar que los crímenes contra los derechos humanos no queden sin castigo. "La justicia independiente es el pilar de toda democracia", aseveró Hernández.
Los desafíos actuales
El mensaje de Nancy Hernández no sólo estuvo orientado a denunciar los riesgos actuales, sino también a reconocer los desafíos que enfrentan las democracias de la región. Entre estos desafíos, mencionó el impacto de la pobreza y la desigualdad, que muchas veces son aprovechados por líderes populistas para erosionar los principios democráticos en favor de políticas autoritarias. También mencionó la violencia generalizada en muchos países de América Latina, un factor que no sólo amenaza la estabilidad social, sino que también es utilizado como pretexto por algunos gobiernos para implementar medidas represivas.
Otro de los desafíos que mencionó Hernández es la lucha contra la corrupción, un problema endémico en muchos países de la región, que debilita las instituciones democráticas y alimenta la desconfianza de los ciudadanos en sus gobiernos. La presidenta de la Corte hizo un llamado a todos los actores sociales, políticos y económicos para que trabajen en conjunto para erradicar la corrupción y fortalecer la democracia en la región.
Un mensaje de esperanza
A pesar de los desafíos, Hernández finalizó su discurso con un mensaje de esperanza. Subrayó que, aunque la situación actual es preocupante, también hay muchas razones para creer en un futuro mejor. "La historia de América Latina es una historia de resistencia y superación", recordó la jueza, alentando a los ciudadanos a seguir luchando por sus derechos y a no perder la fe en los valores democráticos.
Concluyó su mensaje haciendo un llamado a la solidaridad internacional y a la cooperación entre las naciones para enfrentar los retos comunes. "La democracia es un bien que debemos proteger entre todos", afirmó, insistiendo en que la lucha por los derechos humanos debe ser una tarea colectiva y constante.
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