CV Noticias - 16 de mayo de 2024
En las últimas décadas, Japón ha presenciado un cambio notable en la participación de las mujeres en el ámbito laboral, reflejando una evolución cultural significativa. Desde la década de 1980, cuando las mujeres eran mayormente contratadas para roles de oficina, hasta la actualidad, donde ocupan casi la mitad de los puestos diplomáticos y desempeñan roles de liderazgo en agencias gubernamentales y corporaciones, se han logrado avances importantes.
A pesar de estos avances, las mujeres japonesas todavía enfrentan desafíos para equilibrar sus carreras profesionales con las responsabilidades domésticas, lo que a menudo limita su ascenso en la jerarquía laboral. Las largas horas de trabajo y las expectativas sociales pueden dificultar que las mujeres continúen avanzando en sus carreras.
Los datos muestran que, aunque más del 80% de las mujeres japonesas en edad laboral trabajan, solo alrededor de una cuarta parte de ellas ocupan puestos de tiempo completo y menos del 15% son gerentes. Esta discrepancia refleja las barreras persistentes que enfrentan las mujeres en su camino hacia roles ejecutivos y de liderazgo.
Empresas como Sony están tomando medidas para apoyar a las madres trabajadoras, ofreciendo cursos para futuros padres que incluyen prácticas para comprender las experiencias de embarazo y crianza. Aunque estas iniciativas son alentadoras, muchos creen que los empleadores deben hacer más para facilitar el equilibrio entre la vida laboral y familiar para las mujeres.
El ejemplo de Satoko Sasaki, una trabajadora embarazada, resalta la importancia de brindar apoyo tanto a las mujeres como a los hombres en el lugar de trabajo. Mientras que el esposo de Sasaki recibió apoyo y comprensión por parte de su empleador, ella experimentó una falta de apoyo similar en su propio entorno laboral.
La combinación de roles tradicionales de género y expectativas laborales exigentes sigue siendo un desafío para muchas mujeres japonesas, lo que destaca la necesidad de un cambio cultural más profundo y un mayor apoyo por parte de los empleadores. A medida que Japón enfrenta una disminución en su tasa de natalidad y una creciente necesidad de mano de obra, empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo se vuelve no solo una cuestión de igualdad, sino también una estrategia económica fundamental para el futuro del país.
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