El debut de la Selección Argentina Sub-23 en los Juegos Olímpicos de París 2024 se convirtió en una montaña rusa de emociones que dejó a los aficionados al borde de sus asientos. En el Stade Geoffroy Guichard de Saint-Étienne, Argentina pasó de un empate agónico a una derrota amarga frente a Marruecos, en un partido marcado por la confusión, el papelón y el VAR.
El equipo argentino, que comenzó el partido con un marcador adverso de 0-2, logró remontar con coraje y determinación, empatando 2-2 en lo que parecía ser una película heroica. Sin embargo, el desenlace tomó un giro inesperado. Un incidente en el campo de juego obligó a detener el partido, creando una atmósfera de incertidumbre que se prolongó por casi dos horas.
Tras la reanudación del encuentro, el VAR jugó un papel crucial al anular el gol del empate argentino, dejando el marcador final en un 2-1 a favor de Marruecos. La decisión del VAR, aunque técnicamente correcta, dejó un sabor amargo en los jugadores y seguidores argentinos, que vieron cómo se desvanecía la posibilidad de comenzar el torneo con una victoria.
Este resultado deja a la Selección Argentina Sub-23 con la necesidad de replantear su estrategia y mejorar su rendimiento en los próximos partidos, si desean avanzar en el torneo y aspirar a una medalla. La derrota, aunque dolorosa, también sirve como una lección y una oportunidad para el crecimiento del equipo.
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