Los habitantes de Acapulco que sufrieron los estragos del huracán "John" viven con temor constante ante la posibilidad de que una nueva tormenta o un sismo colapse los edificios que quedaron gravemente afectados. Tras el paso del huracán, viviendas y complejos habitacionales han quedado inestables, exacerbando la vulnerabilidad de las familias.
Laura Guzmán, una de las afectadas, describió la difícil situación: "No tenemos casa, no tenemos alimentos, no tenemos dónde cocinar". La escena en Acapulco, especialmente en las zonas habitacionales más dañadas, refleja una auténtica pesadilla, donde seis edificios ya quedaron suspendidos tras el colapso de un muro frontal de casi 200 metros.
La situación es crítica. Marco Antonio Villegas, otro residente afectado, explicó que el terreno en el que se encuentra el complejo habitacional es de arena y está en riesgo inminente: "Si continúan las lluvias, esto puede derivar en una catástrofe". Los habitantes temen que cualquier tormenta torrencial o temblor pueda provocar el colapso definitivo de las estructuras.
A pesar de la intervención del Ejército mexicano y Protección Civil, las 332 personas que vivían en la zona afectada no han podido regresar a sus hogares y probablemente no lo harán. Además, enfrentan dificultades económicas debido al aumento en los costos de renta en la zona, que oscilan entre los 8,000 y 10,000 pesos mensuales, una cifra inalcanzable para muchos afectados.
Las familias, que actualmente no tienen un lugar seguro donde refugiarse, solicitan ayuda inmediata ante la amenaza de más tormentas. En Acapulco y los municipios aledaños, otras familias que habitan en laderas y terrenos inestables viven la misma situación de incertidumbre y peligro. Para ellos, la llegada de una nueva tormenta podría ser devastadora.
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