Acapulco, un famoso puerto turístico en México, se encuentra sumido en una crisis sin precedentes tras haber sido azotado por dos huracanes devastadores en menos de un año. El huracán Otis, que alcanzó la categoría cinco en octubre de 2023, y el huracán John, de categoría uno, que tocó tierra en octubre de 2024, han dejado a su paso una estela de destrucción y sufrimiento. Los daños han sido tan severos que miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares de manera permanente, enfrentando la precariedad y la incertidumbre en su futuro.
El Azote de Otis
En octubre de 2023, Acapulco no estaba preparado para la llegada de Otis. Este huracán, el más poderoso de la escala Saffir-Simpson, se intensificó rápidamente de categoría uno a categoría cinco en cuestión de horas. Las autoridades no emitieron alertas adecuadas hasta que fue demasiado tarde, resultando en la pérdida de al menos 50 vidas y 30 personas desaparecidas. Historias de marineros que intentaron salvar embarcaciones en el puerto, pero que perdieron la vida en el intento, han salido a la luz, reflejando la desesperación que se vivió durante el desastre.
John: Un Nuevo Golpe
Menos de un año después, el huracán John golpeó la región, tocando tierra en la costa chica, justo al sur de Acapulco. Aunque la población tuvo más tiempo para prepararse, el número de muertos ascendió a 23 en Guerrero y otros ocho en los estados vecinos de Oaxaca y Michoacán. Las lluvias del huracán John fueron tres veces más intensas que las de Otis, sumergiendo nuevamente al puerto y complicando los esfuerzos de recuperación.
Consecuencias Inmediatas
Ambos huracanes han dejado un impacto devastador en la infraestructura de Acapulco, con más del 80% de las viviendas dañadas y miles de personas viviendo en albergues. A tan solo una semana del paso de John, se reportaron más de 8,000 personas sin hogar, mientras que muchas colonias permanecen inundadas. La escasez de gas, los cortes de electricidad y la falta de recolección de basura han exacerbado la crisis humanitaria.
El gobierno de Guerrero estima que las pérdidas económicas por ambos huracanes alcanzan al menos 50,000 millones de pesos, además del colapso de 140 tramos carreteros y 40 puentes. En este contexto de desesperación, los habitantes de Acapulco han comenzado a armarse para defenderse de la creciente rapiña y la violencia del crimen organizado, que se ha fortalecido debido a la crisis económica.
Un Llamado a la Solidaridad
En esta sombría situación, se hace un urgente llamado a la unidad nacional. La Cruz Roja Mexicana ha habilitado cuentas bancarias para recibir donaciones de víveres y medicamentos, instando a todos los mexicanos a contribuir en este momento de necesidad. Además, se hace hincapié en la importancia de reactivar los fideicomisos del Fonden (Fondo de Desastres Naturales), que han sido fundamentales para la protección civil en México.
A medida que Acapulco enfrenta uno de los períodos más oscuros de su historia, es crucial que se tomen medidas urgentes para apoyar a los afectados y garantizar que estén protegidos contra futuros desastres naturales. La historia de Acapulco nos recuerda la fragilidad de nuestras comunidades ante la fuerza de la naturaleza, y la necesidad de una respuesta unificada y solidaria para reconstruir el futuro de este emblemático destino turístico.
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